Confieso que he vivido la vida sin misericordia, con absoluta pasion, aunque algunas veces no lo haya parecido), debo admitir que no me arrepiento de practicamente nada, y de lo que me arrepiento (que no viene al caso comentar ahora), no es tan grave como para mencionarlo.
Confieso que, aferrandome a un buen consejo no he dejado de gozar. Desde que parti me he manejado en esa premisa y me ha funcionado. En el hospital me funciono igual, me reia solo de mi desgracia y aproveche de descansar y leer harto.
Confieso que sin tener la intencion he perdido la seriedad. Me rio mas, camino mas parado y, para tranquilidad de mi buen amigo Mario, se me ha quitado lo "emocionalmente espeso" como a el le gusta caracterizarme.
Confieso que me rendido mil veces, pero otras tantas, por otro lado, he seguido peleando. Confieso que he pecado en tantas ocasiones que a estas alturas dificilmente queda espacio para mi en el cielo. Basicamente porque no me arrepiento de nada, ni de los fracasos, ni de los errores, ni de los pecados.
No me arrepiento de las equivociones, no me arrepiento de las decisiones tomadas, no me arrepiento practicamente de nada, de hecho, como diria Borges, creo que subiria mas cerros correria mas parques destruiria mas ciudaades daria mas saltos en paracaidas, y me pondria menos calcetines con rombos....
Y finalmente confieso que la extragno, que, por mas que trato, no puedo desprenderme, y que sigo sientiedo exactamente lo mismo que el dia que parti....
